La Comunicación Empieza en Casa: El Arte de Escuchar y Preguntar

La Comunicación Empieza en Casa y Transforma Vidas

Somos espejos

La comunicación efectiva es la base de cualquier relación sólida, y su aprendizaje empieza en casa. Los niños aprenden observando, imitando a sus padres en cómo expresan sus emociones, resuelven problemas y escuchan a los demás.

Como dice el psicólogo Albert Bandura: La mayor parte del aprendizaje humano se realiza por observación a través del modelado”. Si en el hogar cultivamos el respeto, la escucha activa y la empatía, nuestros hijos no solo crecerán con estas habilidades, sino que también las llevarán consigo en su vida adulta.

Una buena comunicación en casa no solo fortalece los lazos familiares, sino que prepara a los niños para ser adultos capaces de establecer relaciones sanas en todos los aspectos de su vida. La habilidad de expresar pensamientos de manera clara y escuchar con atención es clave en el trabajo, con los amigos e incluso en la pareja. Sin embargo, esto no se puede exigir sin antes haber sido modelado en el entorno familiar. Si como padres no practicamos la paciencia y la empatía, ¿cómo podemos esperar que nuestros hijos lo hagan?

La invitación está en tomar conciencia de que lo que enseñamos en casa es el pilar de una comunicación saludable y efectiva a lo largo de la vida. Te invito a descubrir cómo puedes mejorar este proceso en nuestro Taller El Arte de Preguntar. Aprender a hacer las preguntas adecuadas y escuchar activamente es el primer paso para mejorar tus relaciones y ser el ejemplo que quieres ver en tus hijos.

Escríbeme y te cuento más.

Ester Echeverría

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Publicado en Crecimiento personal, Familia, inteligencia emocional

Respetar la decisión de un hijo

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“Vuestros hijos no son vuestros hijos. Son los hijos y las hijas del ansia de la Vida por sí misma. Vienen a través vuestro, pero no son vuestros. Y aunque vivan con vosotros, no os pertenecen” Gibran Khalil Gibran

El otro día fui a visitar a la naturista que atiende a mi hijo para comprarle el último libro que ha escrito relacionado con la alimentación y los niños. En un momento salió el tema de los padres y los hijos, de la comunicación, de darles la libertad que necesitan en cada momento….

Me contó que hace poco tuvo una conversación con su hijo menor, la cual voy a redactar a continuación:

“Mamá, mi situación laboral está mal en estos momentos, en las dos orquestas en las que toco han recortado presupuesto y ya no nos dan el sueldo mensual, nos pagan sólo por concierto y en el conservatorio en el que estoy me han rebajado el sueldo, yo así no puedo vivir. Me ha salido la oportunidad de ir al exterior hacer una demostración de violín. Qué te parece??

La madre le dice: “¿a mí me preguntas qué me parece? Es tu vida hijo! Yo ya he vivido mi vida y el día de mañana yo no estaré, haz lo que creas mejor para ti.

El caso es que el hijo terminado dicho trabajo se  fue a la India, país al que ha viajado con anterioridad y donde tiene a su “maestro”.

La madre me sigue contando: “ahora en unos meses tiene que venir y decirnos si vuelve a España o si se queda en la India, pero ya le he dicho a mi marido que tenemos que pensar en viajar a la India el próximo año, pues sospecho que mi hijo se quedará allí”

Camino a casa me di cuenta que estaba dándole vueltas a la conversación que acababa de tener y me pregunté qué es lo que me tenía atrapada de esa conversación. Pensé: “que par de lecciones me acaba de dar”, por un lado: la importancia de respetar la decisión de un hijo  y dándole  libertad a seguir construyendo su camino y por otro lado qué espíritu de vida, más si tengo en cuenta que está madre actualmente tiene más de 90 años, piensa en mañana con ilusión, alegría, con proyección, con ganas de hacer, de vivir!

 Traigo esta vivencia porque cuantas veces se nos hace difícil tomar las riendas de nuestra vida. Anteponemos a los hijos, a la pareja, a los padres…. , a esa  lista de porque sí o porque no hacer tal cosa… damos el peso a todo ello y quizás vamos en contra de lo que realmente nos gustaría, podemos decir que nos olvidamos de nosotros  mismos, bajo el dicho: “bueno, si así está bien…. total, es lo que hay…”

Muchas veces el discurso interno lo sabemos, racionalmente incluso podemos ver donde está “nuestra  trampa”, el tema es cómo salir de ella en beneficio nuestro y sin dejar que el discurso ponga límites a nuestras decisiones.

Cuando uno tiene familia, las decisiones se toman en beneficio del núcleo familiar, pero esto, no impide que sean propias y que por lo tanto seamos consecuentes con ellas. De esta manera uno va construyendo para sí mismo.

Quería compartir esta reflexión con vosotros, pues pienso que  a veces los miedos o lo que piensen o quieran los demás impide que tomemos “solos”  nuestras decisiones y que nos sintamos libres de escoger  el camino por el  que queremos andar.

Os invito a pensar en esta madre que sigue diciendo que demos libertad a nuestros hijos para que sean dueños de su vida, en la medida que les toque por la edad que tienen. Y apliquémoslo  a ellos, pero también a nosotros mismos, pues muchas veces proyectamos nuestros deseos o frustraciones en nuestros hijos, en cierta forma nos olvidamos de nosotros para vivir en ellos algo que hoy quizás ya no toca.

Ester Echeverría Noci