Tengo miedo

¿Para qué dudas?

Soy de las que piensan, y están convencidas, de que el miedo paraliza. Pero mentiría si digo que no lo siento en más de una ocasión.

En la toma de decisiones, en querer preguntar todo, en el por si acaso, en pensar qué dirán, en sentirme juzgada…

¿Te has sentido así alguna vez?

¿Qué es lo peor que puede pasar si no preguntas, si tomas una decisión por ti misma?

Algo que funciona es analizar donde está realmente la duda. Identificar lo que te está frenando. Por ejemplo: Inseguridad, aprobación, ser juzgada

Vamos al gimnasio para sentirnos bien, y eso que la mayoría de las veces cuesta ir, pero procuramos establecer una rutina y poco a poco se convierte en un hábito. Eso nos hace sentir bien, ya no nos cuesta.

Pues aquí va el nuevo ejercicio: Cuando tengas miedo, pregúntate a qué le tienes miedo. ¡Se honesta, no te engañes!

Mira estos ejemplos:

*Tengo miedo al fracaso: pregúntate: ¿Qué significa fracaso para mí?, ¿Cuántas veces he fracasado? ¿Qué pasa si tomo esa decisión y fracaso?, ¿Cómo me voy a sentir? Una vez desgranes cada una de las preguntas, te va a ser más práctico tomar la decisión, pues has medido las posibles consecuencias, variables…

*No se como comunicar esta noticia: pues repetimos el mismo proceder. Lánzate todas las preguntas posibles y luego decide en consecuencia.

El miedo paraliza, inmoviliza… pero el miedo evaluado, hace que puedas tomar decisiones. Luego ya analizarás los resultados.

Camina siempre, no pares, porque la vida pasa y no te espera

Ester Echeverría Noci

SOLTANDO EL EXCESO DE EQUIPAJE

Como si se arrastrara cargando una maleta pesada se dirige al inicio de un nuevo camino.

El día uno, empieza a guardar en ella experiencias, decisiones, decepciones, fracasos, logros, tristeza y alegría. El día dos, más, y así va añadiendo y soltando cosas de su maleta, para que no le pese a fin de año.

Este año, suma esfuerzo, sacrificio, pérdidas, duelos… y llega al 360, sabiendo que no ha vaciado lo suficiente para poder ir añadiendo más vida en su maleta.

Siente vértigo, pero sabe que quedarse sentado, mirándola, no va a hacer que el nuevo viaje sea más ligero.

Primero, ha tenido que despojarse de los miedos, empezando por reconocerlos y aceptarlos. Uno cree que es fácil pasar el día a día, pero a veces la vida te da un toque y te dice que no todo está bajo control.

Lidiar con ese peso de saber que sus decisiones han podido marcar un rumbo equivocado no es fácil. Pero cierto es, que nadie sabe que sería de su vida sin esas decisiones.

A pesar de arrastrase, sabe que hay que vaciar y empezar de cero, pese lo que pese, pues la vida es un regalo que no se puede desperdiciar.

Toca empezar de nuevo y para ello lleva a sus compañeros de viaje para que le ayuden a aligerar, vaciar, tirar y guardar lo que realmente merece la pena.

Hay una nueva oportunidad y queda poco para vaciar esa maleta y dejarla libre para el nuevo viaje que está a punto de empezar.

Hubo un maestro que le dijo, sigue a delante, ama a tu familia, haz feliz a tu pareja, a tus hijos, tanto como ellos te hacen feliz a ti. Ama por encima de todo.

Empieza este nuevo año valorando los fracasos y los logros que has tenido.

Ve y abraza a tus seres queridos y diles cuánto los amas.

Ten esa conversación que tanto te cuesta, antes de que sea tarde.

Por último, dedícate un tiempo para ti. Escúchate y pregúntate si estás orgulloso de ser quién eres.

Feliz Año de todo corazón

Ester Echeverría Noci

Decisión

Creemos que tomar decisiones puede ser complicado y yo diría que… puede ser! Ahora bien, piensa esto: cada día tomas millones de decisiones. Desde que abres los ojos, hasta que te vas a dormir estás tomando decisiones.

El tema está en que funcionamos con piloto automático y creemos que hacemos lo que toca. Pero ¿Quién elije tomar café y una tostada cada mañana? ¿Quién elije ir en moto, bus… al trabajo? ¿Hacer una llamada ahora o más tarde?….

Aquí está el gran qué de la cuestión, cuando nos cuesta tomar una decisión pasa por nuestras inseguridades, nuestras dudas, nuestras creencias. Quizás falta un poco de confianza.

Fíjate bien que las decisiones donde no hay una emoción asociada, son rápidas y fáciles de tomar.

Te invito a que un día, el que tu quieras, tomes papel y boli y anotes cada vez que tomes una decisión y cuantifícala del 1 al 10 según el grado de dificultad en tomar esa decisión. Este ejercicio nos ayuda a identificar bien que creencias nos están limitando, identificar qué nos hace entrar en un bucle y por tanto consumir una energía que podemos destinar a otra cosa.

Ya me cuentas que tal te ha ido!

Feliz semana 🙂

Ester Echeverría

El poder de la palabra

Pasan los años y cada vez le doy más valor a lo que pronunciamos. Constantemente estamos haciendo declaraciones, estamos anunciando algo y es por ello por lo que hay que tener muy claro lo que vamos a decir.

Antes de decir algo piensa si ¿es cierto?, si ¿es necesario? y por último si ¿es bueno?

Hay distinciones que para mi son muy valiosas, pues según las usemos obtendremos lo que estamos buscando

Tengo qué vs quiero si os fijáis bien, el primero tiene un deje de obligación, y si… durante el día tenemos que hacer muchas cosas porque tocan (trabajar…) pero hay que ver también cómo puedo hacer para convertirlo en un quiero.

Os cuento que si tomamos las cosas desde el quiero, es como si estuvieras en la línea de partida en una carrera con un pie ya delante y el otro para impulsarnos, pero si me veo obligada hacer la carrera, parto desde la pesadez.  Con esto quiero deciros que, dado que tenemos que hacerlo, que tal si ponemos impulso, desde el quiero, nos va a ayudar accionar diferente a la postura de rigidez porque es obligación.

Queja vs reclamo (petición) Mira, me puedo pasar el día quejándome de que nada me funciona, de que tengo que hacer mucho, de que toda la carga cae sobre mi y quedarme con esa mochila llena de piedras que nuevamente me anclan y me dificultan la movilidad. Pero fíjate si en lugar de quejarme de que no me sale nada, paso a ver qué estoy haciendo para que se den los resultados que quiero, que tal si a lo mejor pido ayuda, busco y me organizo para saber que estoy haciendo realmente y en caso de que no pueda por mi misma que tal si pido a alguien que me de una mano. ¿Veis que es diferente mi actitud en un caso y en otro?

Otro ejemplo es el hecho de que la casa está desordenada y que mis hijos no me ayudar…. Quejarme…. O puedo pedir, que este espacio, el hogar, es para un bienestar común, que tal si cada uno se responsabiliza y colabora para que todo fluya diferente.

¿Por qué vs Para qué? uno te invita a obtener una respuesta cerrada, o simplemente porque si y porque no. Por el contrario, el para qué va a invitar a tu interlocutor a reflexionar la respuesta y que esta sea más extensa.

Fíjate, si yo digo para qué estoy aquí compartiendo contigo estos tips, me dibuja una sonrisa en mi cara y ganas de compartir lo que me funciona. Si yo digo porque estoy aquí escribiendo, capaz diga porque hace más de una semana que no me paso por aquí. Me siento feliz de estar aquí desde las ganas de compartir contigo 😊

Espero puedas incorporar estos tips y deseo que te funcionen. Recuerda que aprendimos a caminar después de caernos y golpearnos muchas veces y aquí estamos, caminando y viviendo.

¡Si quieres saber más sobre ello, no dudes en escribirme!

Feliz semana

Ester Echeverría



Nos montamos una película…

Mando un mail diciendo: «…tal día daré una fiesta y si quieres pasarte me encantaría recibirte, cariños Ester».

Llega el famoso día y apenas está el 40%, Que frustración, ¿Qué habré dicho o hecho para que no quieran ni venir a celebrar conmigo?…. ¿Sabéis donde está el error?: resulta que yo notifiqué algo, pero no pedí que me gustaría compartir contigo ese momento. Resulta que no hice una petición, sino que notifique algo ¿Veis la diferencia?

Cuando quieras comunicar algo, fíjate si el que lo recibe va a entender lo que realmente estás diciendo.

Solemos interpretar la información y eso es lo que nos lleva a graves errores que podían haberse evitado. Interpretamos y muchas veces sin fundamento alguno. Es por ello que antes de sacar conclusiones mide todas las variables que son reales, especificas, cuantificables.

Un ejemplo que solemos encontrar en el entorno de empresa, pero que se aplica a cualquier ámbito de la vida. «La mayoría de mis compañeros, incluido mi jefe, consideran que no soy valido en mi trabajo». Bien, analicemos: ¿Cuántos compañeros exactamente lo piensan?, ¿en base a qué han hecho esta afirmación? ¿Cuántos te han dicho, personalmente, que no eres valido? ….

Empiezas a desgranar y a cuantificar los hechos y resulta que un compañero de otra planta dijo que el informe que hizo podría ser más completo, teniendo en cuenta, el puesto y el cargo que tiene. Pero lo que él recibió es fruto de toda una interpretación y suposición, interpretó un comentario y lo dio por válido, le dio todo el poder, tanto es así que resulta que ha llegado a la conclusión que él no es valido, cuando en realidad se habla de que el informe es el mejorable.

Muy importante, cunado demos Feedback a alguien, tanto positivo como «mejorable» (por no decir negativo, que no me gusta), démoslo sobre el hecho y no sobre la persona. No es lo mismo decirle a tu hijo que es tonto, que decirle, para qué haces estas tonterías. El primero ataca a la persona, el segundo al hecho.

Estos días estoy dando en mis RRSS tips sobre el poder de la palabra. Pequeñas distinciones que pueden hacer que tus conversaciones sean mucho más productivas.

Sígueme y cualquier consulta dime

Gracias por leerme 🙂

¿Y de sus emociones…?

Guia EmocionesLes enseñamos/acompañamos a caminar, a comer con cubiertos, a montar en bicicleta y…  nos preocupamos/ocupamos por su nivel de inglés, de matemáticas, que escriban bien… ¿Y de sus emociones? ¿Nos ocupamos de que aprendan a distinguir si están tristes o enfadados, contentos,  ilusionados… de que puedan expresar sus emociones o estados  tal cual son sin dañar a otros?

Estamos centrados en qué extra escolares tienen que hacer, que notas tienen que sacar, que es aceptable y que no, y el resultado suele tener alguna consecuencia (para bien o para mal)

Nos ocupamos de que estén preparados para la sociedad competitiva en la que se vive, a una escala profesional: que tengan estudios, idiomas, actividades complementarias, universidad, máster…. Pero qué importancia damos al aprendizaje emocional? Desde mi, es fundamental que lo tengan, porque sin este aprendizaje nuestros hijos no serán felices, ni los veremos triunfar por muy preparados que estén.

Cada uno de nosotros siente a su manera las emociones, no vale con decir:”película de terror igual a miedo”, pues no para todos  es miedo.  No es lo que siente solamente, sino cómo siente y que peso tiene. Es importante que sepamos transmitir a los niños que no todo se resume en: “alegría, tristeza, miedo, enfado, sorpresa…”, poco a poco hay que dejarles que describan bien que sienten: “Felicidad, satisfacción, optimismo, tranquilidad, ira…” y que lo puedan expresar sin censura, pero a la vez con respeto y sin dañar. Si se sienten incomprendidos, si les decimos:”no pasa nada”, “esto es una tontería, no vale la pena que te pongas así”… la próxima vez puede ser que no vengan a contarnos lo que les pasa o como se sienten.

Es algo a lo que le estoy dando muchas vueltas, pues como madre pienso que fallaría si no les enseño y transmito que por encima de todo priman los valores y el poder decir lo que piensan sin herir a la persona que tienen delante. Quiero que puedan decir  “no” sin sentirse culpables y sintiéndose responsables de ello, expresar cómo se sienten independientemente del ámbito en el que estén. Supongo que para ello, hay que mostrarles que todos sus sentimientos, sus emociones y sus decisiones son legítimas y no juzgarlas, simplemente escucharles y acompañarles en su sentir.

Es un camino que me resulta trabajoso, pues requiere mucho de uno mismo, en el sentido de que no todos los días son  el mejor día y que como todo ser humano hay días que el umbral de paciencia o el de tolerancia no es el óptimo, pero sí es el camino que escojo (como coach y como madre) para darles a los niños la libertad de ser transparentes y que esta transparencia sea lo más sana posible, que les sea útil y un valor añadido en su aprendizaje para su futuro.

“Los niños son el recurso más importante del mundo y la mejor esperanza para el futuro.” Kennedy, John Fitzgerald:

Ester Echeverría Noci

¿Qué haces por ti?

IMG_9668Haz una lista de 50 cosas que haces por ti cada día!!sí sí 50 cosas….

Haz una lista de las 50 cosas que haces por los demás?

¿Cuál de las dos te resulta más fácil?

Nos entregamos a quién nos pide ayuda, entendemos que es un acto de amor y desde aquí lo damos todo, o todo lo que creemos que necesita.

Pero, ¿porque nos cuesta tanto prestarnos atención?. Nos tenemos que poner como tarea, meditar, pasear, ir al gimnasio… ¡¡como tarea!! Si nos gusta y nos hace bien, ¿porque no hacerlo automáticamente?

Claro: gana el «debo hacer», «tengo que hacer»,pero…. donde está el: «quiero hacer».

Es una distinción que hay que restarle mucha atención, pues «tengo que»  me resuena a obligación y «quiero hacer» me impulsa a dar un paso hacia delante. La emoción es totalmente distinta en una y en otra. Una me pesa y la otra me impulsa.

Dime ¿qué te vas a regalar hoy? Ese: “ quiero hacer y lo hago!!”

Feliz día

Ester Echeverría

¿Me perdonas? Te perdono

perdón“Perdón”, palabra de tan solo 6 letras pero con un peso tan grande que a veces nos cuesta llevar encima.

El perdón es un principio de respeto para uno mismo y para los que nos rodean.  ¿Qué pasa que cuesta tanto pedirlo? Si tomamos conciencia de que hemos hecho algo que ha podido dañar a alguien, podemos aceptar que hemos podido equivocarnos, aunque para nosotros, estaba hecho con la mejor intención el que lo recibió no lo percibió así.

¿Pedir perdón es igual a mostrar nuestra vulnerabilidad, o a reconocer que nos hemos equivocado  y por tanto que nos toque el ego?

…¿Qué pasa que cuesta tanto? Ni siquiera nos perdonamos a nosotros mismos muchas veces, generamos un mecanismo de defensa, generamos una excusa para que pase como si nada…

Y cuantas veces una discusión, con los padres, cónyuge, hermano, amigo… nos deja mal, pero por lo que sea nos frena ir y tener una conversación que sane esa situación. ¿Para qué no hacerla? ¿Qué beneficio nos lleva tener ese tema cargado en nuestras espaldas? y… llevado más al extremo, ¿qué pasa si mañana esa persona ya no está? ¿Merece la pena?

El perdón tiene que ver con un sentimiento de amor,  es un momento mágico, pues une lo que se rompió, se reconoce un error y repara un daño. El tema está cuando se vive el perdón con un sentimiento de culpa.

Se me ocurre un análisis pseudoetimológico de la palabra perdonar. Per-donar: prefijo per; verbo donar. Per: significa a través, por; donar: regalar, dar. Si tomamos estos significados tenemos: donar a través, donar por; dar a través, dar por. Si aplicamos esto a la forma reflexiva, perdonarse, entonces tenemos estas posibilidades: a través de darse, a través de dar a sí -mismo-, dar por sí -mismo-, dar a través de sí. Ahora incluimos en estas expresiones lo que damos al perdonar, que es amor. Entonces podemos derivar de perdonar: dar por amor, dar a través del amor, a través de darse amor, a través de dar a sí amor, dar amor a través de sí.

Podemos decir que perdonar a quién nos ha hecho daño y aceptar que se equivocó, nos une.

En Coaching, podemos ayudar a dar un paso tan importante como puede ser éste, pasa por el reconocimiento del daño, la valentía de aceptarlo y la fuerza de accionar para repararlo. Muchas veces pasa por perdonarse a sí mismo para perdonar a los demás.

No dejemos pasar la oportunidad de dar o de pedir perdón  tantas veces como sea necesario, pues hecho en el momento es un granito de arena en un desierto, pero suspendido en el tiempo es una roca que cuesta moverla.

Ester Echeverría

Manifiesto de un niñ@

Buenos días!

Paseando por internet encontré esta foto y me pareció interesante compartirla con ustedes desde este espacio.

Nuestros niñ@s necesitan que les comprendamos, que les amemos, que les escuchemos y que recordemos que en su día nosotros también fuimos niñ@s y tuvimos las mismas necesidades que ellos tienen ahora. Hagamos el ejercicio de buscara nuestro niñ@ interior y visualicemos cómo nos sentíamos, qué nos gustaba, qué no? Qué haría diferente, qué me sirvió de mis papás… y luego observemos que hacemos hoy en el rol de padres.

Los niñ@s son nuestro futuro, dejemos que vivan libres, que sean curiosos, atrevidos, creativos…. Procuremos no hacer, simplemente, un niñ@ obediente y desde aquí decir que bien lo hago o no puedo hacer más pues voy a mil, estoy cansad@ y agobiad@ por la vida que llevo. Recordemos que tener hijos es una elección y desde aquí hay que disfrutarlos, con sus normas, sus límites, sus abrazos, sus “te quiero”…

manifiesto niños

Y tú? Quieres hacer este ejercicio? Yo lo he hecho y es un buen punto de inicio.

Ester Echeverría

 

Mi hijo me confronta

imagesniños gritandoEl otro día, hablando con gente amiga, salió a flote el tema de qué hacer cuando tu hijo no te escucha y cómo cada vez esa actitud genera un dialogo “agresivo” donde se va subiendo el tono de voz, cada vez más, por ambas partes y acaba surgiendo el efecto de: “nuestras conversaciones siempre son a los gritos”. Bien, cada casa es un mundo y nadie está para juzgar qué está bien y qué está mal, dicho esto, sabemos que existen técnicas que pueden ayudar a reconducir esta situación.

Si cada vez que existe un elevado tono de voz, nuestra respuesta es elevada, porque así creemos que estamos a la altura y la creencia de: “si tu chillas yo chillo más, al fin y al cabo soy yo quien tiene la sartén por el mango”, estamos generando el efecto contrario a lo deseados, perdemos el foco al “problema, conflicto, objetivo…” y nos centramos en una lucha de poder. Si nuestra respuesta a un grito es bajar dos tonos la respuesta, estamos dejando descolocado a nuestro interlocutor, pues rompe la tónica de siempre. Si cambiamos nuestra manera de interactuar, el niño va a tener que buscar otro recurso, ya sabe que gritar no surge el efecto que esperaba, hay un quiebre en él y siente que algo ha cambiado. Es importante recordar: si cambia una pieza del sistema y el sistema cambia por defecto (si se rompe un diente de la cremallera, ésta ya no sube como siempre).

Una de las mamás comentaba que había castigado a su hijo sin los juegos electrónicos por una semana y lo qué le estaba costando mantener esa postura frente a la insistencia diaria del hijo en conseguir que le levante el castigo. Una técnica que funciona es pasarle “la pelota al niño”, que él sea el responsable de su elección: “insistencia del niño: mamá quiero, por favor, no lo haré más (saben mucho del “chantaje emocional”), te lo prometo… además hoy viene mi amigo a casa y quedamos en que jugaríamos….” Frente a esta insistencia, podemos quedarnos en: “ya te he dicho que no, no insistas” y mantener esa lucha de poder o podemos decir:” sé que no lo harás más, confío en ti, pero quedamos en algo, hoy disfruta de tu amigo con los otros juguetes y no me insistas más, pues cada vez que vuelvas a pedírmelo alargaré un día la entrega de esos juegos, tú decides cariño”. En este caso, le hemos pasado la pelota, el elige y esa elección tiene una consecuencia: “si lo pido, se alarga, si no lo pido, ya falta menos”. Le hacemos responsable de su decisión y no entramos en una lucha de poder.

Lógicamente, esto no es una barita mágica que funciona a la primera, es insistir y confiar en qué es una opción y merece una oportunidad.

La comunicación en la familia tiene una función más importante que la pura información; es un puente de doble vía que conecta los sentimientos entre padres e hijos.

Gracias por leerme!!

Ester