¿Cuántas veces los padres sucumbimos a los deseos de nuestros hijos? Me atrevería a decir que bastantes, pues aún no dándoles todo, muchos lo consiguen!… esa colección de cromos, esas chuches, la motito del quiosco….
Pero voy más allá, cuando el niño nos quiere pedir algo de otra índole, ¿estamos a la altura?, o nos pesa más todo lo que tenemos en la cabeza (el trabajo, reunión, pagos…). Cuando pide que escuchemos algo que le ha pasado, ¿lo escuchamos o simplemente oímos (no escuchamos)? Aunque oír y escuchar parecen lo mismo, no lo son, ya que uno puede oír sin escuchar. Oír es que percibimos sonidos a través de los oídos, para escuchar debemos tener activos otros sentidos para entender lo que estamos oyendo.
No se si os ha pasado que vienen a contar o preguntar algo, justo cuando estás en otra cosa, intentamos escuchar, nos cuentan lo que le ha pasado, lo que necesita… y le decimos: “Pero bueno… no es para tanto, haz esto la próxima vez o hablamos más tarde o mañana me lo cuentas” y quizás no le damos el peso que para el otros supone.
¿Qué pasaría si nos sentáramos y escucháramos con los cinco sentidos la historia que nos tiene que contar? Quizás podríamos percibir cómo realmente se siente ante eso y desde este punto, ver qué puede hacer él para reconstruir el cómo se siente. Y él solo, simplemente con nuestra escucha y con esa pregunta que le puede aportar una visión diferente, puede encontrar una posible solución o una nueva opción, y resulta que eso lo empodera, porque se ve capaz de revertir la situación y lo prepara para afrontar el próximo día crecido, crecido por dentro. Te da las gracias y se funde en un abrazo de lo más emotivo y nosotros, como padres, le daríamos las gracias por darnos la oportunidad de poder vivir con él ese gran logro.
La Escucha, es una de las herramientas más poderosas del coach, escuchar los silencios, las miradas, prestar atención a la comunicación verbal y no verbal (emoción, corporalidad…).
Que bueno sería si todos pudiéramos escuchar así, en nuestra vida familiar, laboral… Una escucha plena, sin juicios!.
Feliz semana!
Ester Echeverría