¿Cuántas veces se lo dices a tu hijo, o tu hijo te lo dice a ti? Reconozco que vivimos a una velocidad extrema, cuando nos queremos dar cuenta, nuestros niños ya no son niños.
Y si reflexionamos ¿Cuánto tiempo hemos disfrutado de ellos realmente?. En mi caso, diría que mucho, pero si soy sincera, seguro que podría haber sido más, ¿Porqué? Por las prisas, por el trabajo, por las obligaciones, porque estoy cansada… por un montón de escusas, que justifican cada “no” que decimos. Hoy tienen de todo y pueden jugar solos, a la mayoría la tecnología los tiene atrapados y eso de jugar a chapas, hacer bolas en el arenal cómo si fuera comida, o hacer pulseras para venderlas a 5 pesetas 🙂 ya no va!
No lo juzgo, pero si hoy te dicen que te queda poco de vida, seguro que tú ser y estar va a ser diferente al de hoy. Recuperemos esa merienda junta, inventar historias, o simplemente hacernos compañía en silencio escuchando música y disfrutando.
Nos tenemos que anotar los recuerdos y si no lo hacemos con el tiempo algunos se nos olvidan, no lo puedes creer porque eso era de “jamás me voy a olvidar de esto”, pero así es! Si le preguntamos a nuestros padres, seguro que se acuerdan de nuestra primera inyección o de cuando pasaste la varicela o …. Un montón de cosas. Nosotros llevamos alarmas para todo, si el cumpleaños de fulanito, si la medicina a tal hora, si … ¿Vale la pena vivir a está velocidad?
Recuperemos un poco de nuestra infancia y preguntémosles a nuestros hijos que es lo que les gustaría, y que quieren hacer hoy. Quizás no son los planes que tú tenías previstos, pues programamos hasta el tiempo libre, ni siquiera damos cabida a “hacer nada”.
Termino este escrito diciéndote que yo hoy voy hacer lo que el día me de.
Feliz día amigo 🙂
Ester